
Sólo estas dos empresas tienen vuelos extras desde Miami y New York informó el vocero de la terminal, Santiago González.
Diariamente y procedentes de distintos lugares, la comunidad dominicana residente –sobre todo en distintos puntos de Estados Unidos, regresa a su lugar nativo para disfrutar en familia los decembrinos. Con sólo asomarse al calorcito del Cibao, a la vegana Carmen Comprés le pesa el “cow” que en “Nueva Yol” le abrigaba de la lluvia y la brisa de casi fin de año.
La mayoría de los pasajeros del Aeropuerto Cibao reside en provincias aledañas. Contentos llegan sobre zapatos de pana y tenis nuevecitos.
La espera, el abrazo, el “Sion tío” y “Mi vieja”, son situaciones y frases que se ven, se escuchan y se repiten.
Los maleteros son tan ágiles como los hombres que ofrecen taxis. Cuando anuncian la llegada de una nave, la gente se agolpa en el ventanal transparente que permite mirar la pista y la escalera por donde bajan seres queridos y añorados. Luego se trasladan a la puerta de salida, por donde salen empujando carritos de maletas.
Las familias se conocen por la dimensión del equipaje.
Es obvio que a los dominicanos le gusta cargar.
Espera
Ramona Torres, con las nietas vestidas de blanco y rosado, es una de las que espera delante del ventanal. Lleva horas allí. Las nietas que cría como hijas, están contentas porque “mami ya viene”. Una de ellas, Cristal Michel, sonríe sin despegarse nunca de la falda de la progenitora.
Ramona Torres, con las nietas vestidas de blanco y rosado, es una de las que espera delante del ventanal. Lleva horas allí. Las nietas que cría como hijas, están contentas porque “mami ya viene”. Una de ellas, Cristal Michel, sonríe sin despegarse nunca de la falda de la progenitora.
En la unidad de información de la terminal, B. López expuso que los días de mayor flujo de pasajeros, sólo se registran diez operaciones y el día de menor actividad, ocho “vuelos” como la gente le llama comúnmente al proceso.
En horas de la madrugada llegan cerca de tres naves a la pista de la terminal que cobra RD$25.00 de entrada a cada vehículo. El público no se queja de revisiones ni solicitudes económicas. “Todo normal” asegura Reynaldo Deschamps, quien llega con los pantalones muy por debajo del talle.
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